TRAS LA HUELA DE BUDA

TRAS LA HUELA DE BUDA

miércoles, 30 de junio de 2021

LA FILOSOFÍA BUDISTA .2/6

 

CURSO DE BUDISMO.

Darin McNabb

2/6

2016


 

Imagínate una persona 2,000 años en el futuro tomando un curso sobre la historia de la filosofía y que aprendiera que en el segundo milenio después de Cristo hubo algo que se llamaba la filosofía europea que comprendía desde Sto. Tomás de Aquino hasta Edmund Husserl y que luego hubo un tal Heidegger que echó todo eso por abajo. Ésa sería la caracterización más ligera y pobre posible del último milenio de filosofía. Sin embargo, eso es básicamente cómo un alumno de filosofía hoy en día ve la filosofía en la India Antigua, a saber, que está el hinduismo que habla del atman, el alma individual que refleja el principio cósmico del brahman, y luego el Budismo que dice que esas cosas son ilusiones. Y eso sí sabe algo del tema. La mayoría ven esa época en el pensamiento de la India como pura religión y mitología y no le prestan mucha atención, al menos filosóficamente. Pues ésa es una idea muy equivocada. El contexto cultural y filosófico en el que el Buda nació fue bastante complejo y heterogéneo. Hablar del hinduismo como tal     es como hablar de la filosofía europea como tal. En lugar de una sola posición monolítica, hubo literalmente docenas de escuelas y posturas filosóficas que, aun cuando respondían a las antiguas escrituras védicas, planteaban diferentes formas de entender la naturaleza de la realidad y el lugar del hombre dentro de ella. Los estudiosos del tema han catalogado estas escuelas en nueve básicas, entre las cuales está la respuesta del budismo. Aun cuando las enseñanzas del Buda tengan un fin sumamente práctico, se basan sobre reflexiones teóricas bastante sofisticadas que, como veremos, reflejan y en algunos sentidos superan las ideas de filósofos como David Hume y el mismo Nietzsche.

Bueno, pues retomemos la historia del Buda y su iluminación que vimos en el primer vídeo. Tras alcanzar el nirvana, el Buda viajó a un pueblo que se llama Sarnath donde encontró a cinco compañeros suyos con los que anteriormente había practicado el ascetismo tradicional. Fue a ellos que dirigió su primera enseñanza o discurso. Por cierto, nadie sabe con seguridad en qué idioma hablaba el Buda, pero lo que sí sabemos es que el idioma en que sus enseñanzas fueron asentadas por escrito siglos después de su muerte fue el Pali. Este idioma toma su nombre de la palabra “pali” que significa la línea sobre la que se escribía el texto. En aquel entonces se escribía sobre largas hojas de palmera. En mi viaje a Asia vi que todavía usan esta forma de escribir y leer las escrituras del Buda. Aquí puedes apreciar uno que compré en Nepal donde se ven las líneas o pali sobre los que se escribe. Sin embargo, este que tengo está escrito en el Sánscrito, uno de los principales lenguajes

 

de la India todavía. Menciono todo esto porque todos los términos que voy a mencionar serán en sánscrito. Por ejemplo, el concepto de “nirvana”, escrito así, es el sánscrito. En Pali es “nibbana”.

Volviendo al tema, el primer discurso que dio se llama el Dharmacakrapravartana Sūtra. Uyy, si no lees el sánscrito, eso significa el “Discurso de la puesta en movimiento de la rueda del dharma”. Más adelante hablaremos 

ese término “dharma”. De momento es importante tener en cuenta el contexto. Su público son cinco compañeros suyos que siguen en el camino ascético. Lo que les quiere enseñar es un camino distinto, un camino medio. Les dice que la vía de un hedonismo total trae muchos problemas, y con eso sus amigos están de acuerdo. Pero también les cuenta que la vía del ascetismo tampoco llega a la liberación. El camino medio entre estos dos extremos es lo que les va a enseñar y comienza con una reflexión sobre la realidad de la experiencia humana, una realidad que explica en las Cuatro Nobles Verdades. Pasemos a ello.

1.         La vida es sufrimiento.

2.         La causa de ese sufrimiento es el aferramiento o apego.

3.         Al extinguir el apego se puede extinguir el sufrimiento.

4.         El camino para lograr esto es el camino óctuple.

Leyendo estas cuatro verdades, no puedo evitar pensar en los 10 mandamientos de la Biblia. El cristianismo también dice que la vida es sufrimiento, pero identifica su causa en el pecado original. Su cura consiste en creer en Dios y en su hijo Jesús y las penas de esta vida serán recompensadas en una vida posterior. Aun cuando el profeta dijo que Sidarta sería un salvador del mundo, lo que se ve en estas cuatro verdades no es el lenguaje religioso de creencia y fe, sino el lenguaje de un médico. El Buda diagnostica un problema, identifica su causa, da un pronóstico, y luego una receta. No pide que tengamos ciertas creencias, sino que hagamos ciertas cosas: que entendamos la naturaleza del sufrimiento, que soltemos el apego, que llevemos a cabo la cesación del apego, y que lo hagamos cultivando cierto tipo de camino en la vida. Y, es más – la cura se da en esta vida, no en una por venir.

Bueno, veamos de cerca la primera verdad. La palabra que se traduce como sufrimiento es “dukkha”. Dukkha tiene muchas acepciones y connotaciones, las cuales el Buda agrupa en tres principales. La primera y más obvia quizá sea el dolor físico. En su discurso el Buda dice que el nacimiento es dukkha, y también la enfermedad, la vejez y la muerte. Estos ejemplos reflejan lo que Sidarta vio en sus primeros viajes con su chofer: un enfermo, un viejo y un cadáver. Y como dijo su chofer, ni siquiera un príncipe los puede evitar, ni tampoco, deberíamos agregar, un Buda. El Buda es un médico espiritual, no físico, entonces no pretende quitar dolores de ese tipo.

Además de la enfermedad y la vejez que menciona el Buda, a lo mejor pienses también en cosas como el hambre, la violencia, la guerra y la opresión política y social. Es verdad que el dolor tiene como fuente no sólo procesos naturales, sino también humanas. Pero aun cuando viviéramos en un mundo sin hambre y violencia, no se puede evitar el dolor que producen los procesos naturales. Como último, además del dolor corporal que la enfermedad o la violencia puede producir, hay dolores mentales también: por su condición, un viejo puede sentir soledad, o un niño atrapado en una guerra puede sentir miedo y ansiedad.

 

Pero el dukkha es mucho más que este tipo de dolor. ¿Has oído la frase “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”? La mayor parte de lo que sufrimos tiene que ver no tanto con lo que nos pasa, sino con cómo reaccionamos a lo que nos pasa. En lo que sigue en su discurso, habla de un segundo sentido de dukkha. Dice que “la asociación con lo que no se ama es duḥkha; la separación de lo que se ama es duḥkha”, y no conseguir lo que se quiere es dukkha”. A veces nos toca lo que no nos gusta: un trabajo aburrido, una pareja que ronca, no ser del todo atractivo. A veces perdemos lo que queremos: tu novio rompe contigo, te despiden de un buen trabajo, o el banco embarga tu coche por falta de pago. El dukkha, dice el Buda, en resumen, es no conseguir algo que queremos, idea que vemos reflejada en estos ejemplos.

El sufrimiento que vemos aquí puede caracterizarse como frustración, decepción, o la insatisfacción en general. Como el miedo que siente el niño en la guerra, este segundo sentido de dukkha se trata de un sufrimiento mental. Pero hay una diferencia sutil. Las condiciones que provocan el miedo del niño se le imponen desde fuera sin que las provoque o las busque, mientras que la frustración e insatisfacción que estamos tratando ahora surgen como consecuencia de las decisiones que tomamos en la vida, decisiones que se toman en aras de hacernos felices.

Ok, concedo que el dolor físico no es placentero y no lo puedo evitar.

También concedo que no siempre consigo lo que quiero, pero eso no quiere decir que esté yo sufriendo y que la vida sea miserable. Me gusta mi trabajo, me gusta hacer estos vídeos de la Fonda, tengo amigos que me hacen reír, y hoy en la mañana desayuné unos ricos hotcakes. En pocas palabras, no vivo en un estado constante de éxtasis, pero tampoco me lo paso sufriendo. Entonces, ¿tiene razón el Buda al decir que todo es dukkha o sufrimiento? Bueno, el Buda no niega que haya felicidad en la vida, sólo que es transitoria e impermanente. El pay de chocolate que estás comiendo va a terminar, el fin de semana termina y llega el lunes, las mariposas que sientes en el estómago al enamorarte vuelan con el tiempo, las arrugas reemplazan la flor de la juventud, las amistades cambian, y nuestros queridos mueren. Y aun cuando el pay de chocolate de hace sentir bien, estás consciente al mismo tiempo de que va a terminar, de modo que los momentos de felicidad no son puros sino mezclados con dukkha.

Si las cosas no fueran así, toda la industria de la mercadotecnia no tendría nada que hacer. Cuentan con el dukkha como condición básica de la vida y la transitoriedad de la felicidad para vender sus productos. E incluso Sigmund Freud expresa esta idea del Buda al decir que la felicidad no es algo positivo en sí mismo, sino sólo la ausencia momentánea del sufrimiento. Lo que dice Freud y el Buda al respecto podría entenderse mejor con una metáfora. Imagínate el dukkha como el agua y la felicidad como la tierra. En vez de ver la vida humana como una gran extensión de tierra con unos lagos por aquí y allá, ellos dicen que es más bien como un vasto mar de agua con unas islas esparcidas por aquí y allá.

Esta metáfora me hace pensar en los reportes que hemos escuchado en los últimos años sobre osos polares que nadan horas o días para encontrar un pedazo de hielo firme, pero que luego tienen que seguirle a buscar el siguiente. Esos pedazos de hielo son como las metas que planteamos, como la pareja, el grado académico, el trabajo, el coche, cosas que una vez que las tengamos tienden a perder su atractivo o simplemente cambian o se transforman, al igual que el hielo se derrite, y seguimos en la búsqueda por el siguiente objeto que esperamos poseer. Con cada experiencia de perder algo, vivimos más intensamente en la anticipación de lo que vendrá, pensando “ahora sí, esta vez me va a llenar la vida, y estaré completamente satisfecho”. Y nunca las cosas se dan así.

Y si la impermanencia y carácter cambiante de los objetos de nuestro deseo fuera poco, el Buda dice que el sujeto que trata de agarrar esas cosas también es impermanente y cambiante. Termina su discusión de la primera noble verdad diciendo: “En breve, los cinco agregados del aferramiento son duḥkha”. Eso de los cinco agregados se refiere a los constituyentes de los seres sentientes, especialmente los seres humanos. Vamos a analizarlos con más detalle en el siguiente vídeo, pero de momento basta saber que el Buda no comparte para nada toda la tradición aristotélica, medieval y racionalista que habla de los sujetos o los objetos en términos de sustancia, como aquello que no depende de otra cosa. Si te acuerdas de mis vídeos sobre el hinduismo, el atman o el alma eterno de cada individuo, sería muy parecido a esa noción de sustancia. Sin embargo, para el Buda, todo fenómeno de la existencia es contingente y condicionado, y por lo tanto impermanente. En vez del atman, entonces, el Buda habla del anatman, el no-yo. El anatman, junto con el dukkha y la impermanencia, son las tres marcas o características básicas de la existencia. La impermanencia del ser humano, lo que el Buda llama anatman, no quiere decir simplemente que todos vamos a morir algún día. Todos sabemos eso.

Significa algo más radical aún, que el ser humano, al igual que el mundo que le rodea, no es más que un complejo de acontecimientos transitorios en el que, como decía David Hume, ningún yo o esencia permanente reside.

Esta idea está la base del tercer y último sentido de dukkha, que consiste en una sensación muy general del carácter insatisfactorio de toda existencia fenoménica. La palabra alemana angst la capta muy bien y también un comentario de Henry David Thoreau cuando dice que “La mayoría de los hombres viven en una desesperación silenciosa”. Es la profunda inquietud que sentimos cuando pensamos en el futuro o en el sentido de nuestra propia vida, como si la vida fuera un sueño y nosotros meros somnámbulos simplemente pasándola sin realmente vivirla.

Al principio, comenté que dukkha se traduce generalmente como “sufrimiento”, y eso sin duda es parte de su acepción, pero “insatisfacción” también

 

me parece muy importante, especialmente si nos fijamos en su etimología. “Satisfacer” viene del latín: satis (suficiente) y facere (hacer), o sea, hacer suficiente. Decir entonces que la vida sea insatisfactoria quiere decir que nunca encontramos en ella la condiciones para que alguna experiencia sea suficiente. Siempre hace falta algo, y eso en general es lo que hemos visto en estas tres acepciones de la palabra dukkha.

Bueno, pues no hay nada como la primera noble verdad para alegrarte el día ¿verdad? Sin duda, uno podría ver todo esto como muy pesimista, y de hecho así lo interpretó Schopenhauer quien introdujo el hinduismo y el budismo a la filosofía occidental. Schopenhauer es conocido como el gran pesimista de la tradición y me pregunto si todo lo que dice sobre la Voluntad tuvo su inspiración en una mala interpretación del budismo. No lo sé, pero lo que sí sé es que la enseñanza del Buda no es ni pesimista ni optimista, sino realista. Ésta es la situación en que nos encontramos. Cualquier diagnosis espanta al principio, pero la buena noticia es que tiene solución, una cura. Obviamente, antes de ver la cura hay que saber su causa, la cual, según nos dice la segunda noble verdad, es el aferramiento o el apego. Para entender cómo esto conduce al sufrimiento, tendremos que tratar más a fondo las ideas del Buda sobre el carácter condicionado de la existencia, los cinco agregados que comentamos anteriormente y su célebre noción de anatman, el no-yo.

BUDISMO 1.

 



La filosofía budista, pt. 1/6

Darin McNabb

2016

 

Hace varios años tomé un año sabático que pasé viajando en varios países de Asia: Tailandia, Laos, Camboya, Vietnam, Myanmar y Nepal. Por donde iba encontraba templos budistas muy bellos. Adentro, al fondo, siempre había una estatua del Buda y a veces encontraba a gente rezando. Se parece mucho a una iglesia cristiana ¿no?, sólo con cambio de iconografía. Sin duda, a nivel social el budismo en estos países se manifiesta como una religión, pero en estos vídeos no vamos a estudiar ese aspecto. Al igual que Jesús y Mahoma, el Buda era un personaje real, pero nunca dijo que era un dios, ni el hijo de dios, ni el mensajero de dios. El Buda no era más que un hombre que con mucha reflexión y práctica encontró una salida del dolor y la desgracia de la vida. Sus ideas constituyen una filosofía práctica, un tanto distinta de las helenísticas que hemos visto en otros vídeos, pero con el mismo espíritu y afán de transformar la vida humana por el bien. Vamos a empezar con un poco sobre su vida y las experiencias que le llevaron a plantear lo que conocemos hoy en día como el Budismo. ¿Sabes quién es esta persona? Claro, es el papa, pero obviamente no nació con ese nombre sino con el nombre Jorge Mario Bergoglio. No fue hasta muchos años después que llegó a ser el papa. Igual con esa persona que llamamos el Buda. Nació con el nombre Sidarta Gautama en 563 a.C. en el sur de Nepal en un lugar que se llama Lumbini y murió 80 años después en Kushinagar, un lugar muy cerca de donde nació. Su padre era un rey, líder del clan Shakya, por lo que Sidarta era un príncipe. Antes de seguir con los detalles principales de su vida, quisiera comentar que el Buda nunca se puso a escribir una autobiografía ni tampoco escribió libros con sus enseñanzas. Durante unos cuatro siglos después de su muerte, los detalles de su vida y sus enseñanzas se trasmitieron oralmente. Luego, en el primer siglo antes de Cristo, hubo un concilio que se dedicó a asentar toda esta información por escrito. Como suele suceder con grandes personajes como el Buda o Cristo, la repetida transmisión de los detalles por sus seguidores termina con una versión de su vida bastante embellecida que constituye casi una mitología. En el caso del Buda, cuentan que una noche su madre tuvo un sueño muy vivo en el que un elefante blanco se metió en su vientre y que diez meses después nació el Buda por el lado de su madre. Esto se parece mucho a Jesús siendo concebido por un espíritu y nacido de una virgen. Es fácil decir que todo esto es puro cuento sin base alguna en la realidad. Pues obvio. Hay que leer este tipo de cuento no literalmente, sino simbólicamente. Literalmente, el Buda nació como cualquier otro niño. Simbólicamente, lo representan naciendo del lado de su madre porque a ese nivel del cuerpo se encuentra el chakra del corazón. En el hinduismo, y recordemos que el Buda nació en una cultura hindú, los chakras simbolizan los diferentes niveles o estados que el espíritu o la fuerza vital puede manifestar. Son 7 chakras en total que van desde la pelvis hasta la cabeza. Los primeros tres simbolizan la auto- conservación, el sexo, y el poder, energías propias del mundo físico y la existencia terrenal. El siguiente es el chakra del corazón, lo cual simboliza un plano más espiritual y en el hinduismo connota la compasión. Bueno, en todo caso, cuando nació un profeta dijo que Sidarta llegaría a ser o bien un rey o un monje que salvaría al mundo. Su papá obviamente quería que en su momento tomara su lugar como rey. Por tanto, hizo todo para que Sidarta no conociera el mundo externo, para que no viera el sufrimiento más allá de las murallas del palacio. Así que, Sidarta creció en un paraíso donde no le faltaba nada. Sin embargo, empezó a tener curiosidad sobre el mundo externo y le rogaba a su padre que le dejara salir a conocerlo. Por fin su padre dijo que sí, pero le dio órdenes al chofer que lo llevara sólo a lugares bellos y placenteros. En diversos viajes a los alrededores del palacio Sidarta vio mucho que era bello, pero también cosas no tan agradables: un hombre viejo, una persona enferma y un cadáver. Jamás había visto cosas así. Preguntándole a su chofer sobre lo que había visto, respondió que la vejez, la enfermedad y la muerte son parte de la vida, que ni siquiera un príncipe los puede evitar. Sidarta siguió viviendo en el palacio, pero estas experiencias le habían perturbado y llegó el momento en que ya no podía seguir. Una noche, con la ayuda de su chofer, escapó del palacio y se convirtió en un monje o ascético como algunos que había visto en sus viajes anteriores. Más adelante veremos las enseñanzas del Buda, que consisten principalmente en lo que se llaman las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Camino Óctuple. Sin embargo, a estas alturas ya tenemos una enseñanza importante a mi parecer, que consiste no en una idea sino en un ejemplo. Tú, estando en los zapatos de Sidarta en su palacio, ¿hubieras dejado esa vida real por la vida de un ascético, un mendigo con bata mugrosa? No creo. La verdad yo tampoco. Imagínate un candidato a presidente que, justo antes de las elecciones, tiene una experiencia impactante sobre la muerte y la contingencia de la vida y decide renunciar su candidatura. Informa a los jefes de su partido que quiere donar todo lo que tiene a los pobres y meterse en un monasterio o seminario o algo así. ¿Qué harían los jefes? ¿Quedarían conmovidos e inspirados y pedirían su bendición, o lo mandarían con un psiquiatra? Sin duda, este último. La enseñanza que me resulta importante aquí no es que vendamos todo y que nos convirtamos en monjes, sino que reconozcamos en esta relación entre Sidarta y su padre una dinámica que se da en cada uno de nosotros. Como Sidarta, todos llegamos en algún momento de la vida, o en varios momentos, a experimentar algo profundo, sea algo negativo como el sufrimiento o una injusticia, o algo positivo como una pasión. Sentimos la necesidad de tratarlo o explorarlo y nos damos cuenta de que hacerlo implicaría un cambio o sacrificio significativo en nuestra vida. Como el padre de Sidarta, tendemos a ocultar de la vista ese tipo de experiencias, a distraernos al ir de compras, ver películas, juegos de vídeo, hacer pilates, en fin, las 1001 cosas que hacemos para evitar tratar las cuestiones realmente profundas de la vida. Afortunadamente, Sidarta resistió esa tentación. A la edad de 29 años dejó su vida privilegiada, incluyendo su esposa e hijo y se fue al mundo. Se sumó a la tradición espiritual de su época, la del hinduismo. Buscando iluminarse, aprendió y puso en práctica un ascetismo tanto espiritual como corporal. Por un lado, aprendió cómo controlar y centrar su mente a través de la meditación yoga. También intentó controlar su cuerpo al negarle cada vez más el alimento y el confort. Se había mortificado tanto que llegó al punto de verse como un esqueleto, y casi murió. La tradición cuenta que una niña de una aldea cercana le dio leche y un pudín de arroz con el que Sidarta cobró fuerza nuevamente. Se dio cuenta de que el camino del ascetismo no estaba acercándole a su deseo de iluminación. Se sentó debajo de un árbol de higuera y decidió no levantarse hasta haber logrado la iluminación. De acuerdo con la tradición, pasó 49 días de meditación, reflexión, pruebas de tentación y por fin alcanzó su meta. Se había sentado debajo del árbol como Sidarta, y se levantó como el Buda. El nombre “Buda” viene de la raíz “budh” que significa “despertar”. El Buda, entonces, es “el despierto”. Y aquello que alcanzó fue “nirvana”. Ahora bien, en Occidente traducimos la palabra “nirvana” como “iluminación” (en inglés es “enlightenment”). En estos dos términos encontramos la metáfora de la luz, metáfora muy común en discursos religiosos y filosóficos. En la Biblia, Jesús es la luz que ilumina el camino de uno. Hay que tener fe en él para lograr esa iluminación. En la famosa caverna de Platón, la mayoría están en las oscuras entrañas de una caverna tomando como realidad el baile de sombras sobre una pared. Tras la mayéutica socrática, la cual significa literalmente “dar a luz”, uno puede lograr salir de la caverna a la plena luz del día que consiste en un conocimiento de las Ideas platónicas. Y luego está la Ilustración del Siglo de las Luces, que con la razón pretendía iluminar y así disipar la superstición y dominación de épocas oscuras anteriores. Al traducir nirvana como iluminación, estamos asemejando la experiencia del Buda con las connotaciones que acabo de comentar, y en general está bien, pero es importante advertir unas diferencias. Primero, muchos han comentado las semejanzas en las vidas de Jesús y el Buda. Ya hemos comentado el simbolismo de su nacimiento y las profecías de que serían salvadores del mundo. Además, Jesús empezó su misión a los 30 años de edad, Sidarta a los 29. Jesús pasó 40 días en el desierto buscando respuestas a sus dudas, el Buda 49 días. Los dos superaron tentaciones. Y luego está el simbolismo del árbol. Jesús en la cruz es el fruto del árbol de la vida eterna, y el Buda sentado debajo del suyo simboliza básicamente la misma idea. Sin embargo, el nirvana no es un lugar como el cielo de los cristianos, sino un estado psicológico en el que uno ya no está regido ni por el deseo ni por el miedo. Hablaremos mucho más del deseo y el miedo, pero de momento la propia etimología de la palabra nirvana nos da una idea del problema que pretende resolver. Nirvana es una palabra sánscrita que significa literalmente “extinguir”. La idea es extinguir o apagar una llama al soplarlo. En Occidente nos fijamos en la luz que la llama puede arrojar, en el hecho de que puede iluminar algo. Entonces, ¿por qué en el budismo se trata de apagar la llama? Porque ellos se fijan en otro aspecto de la llama, en su capacidad de calentar o agitar algo. El fuego es un símbolo para cosas como la avaricia, el apego, la aversión y la ignorancia, cosas que perturban nuestra tranquilidad de la misma manera que el fuego perturba o agita la tranquila superficie de agua que ponemos en la estufa. Alcanzar el nirvana significa apagar estos fuegos que nos hacen sufrir. De esto se trata el budismo: enseñarnos, a través de la experiencia del Buda, cómo alcanzar este estado que se llama nirvana. La enseñanza consta de una parte teórica y otra práctica. La parte teórica se trata de lo que se llaman las Cuatro Nobles Verdades. De la misma manera que la gente en la caverna de Platón toma como real algo ilusorio, el Buda también dice que obramos bajo una percepción errónea de la realidad, la cual constituye la raíz de nuestro sufrimiento. Este ignorancia debe sustituirse por conocimiento, por una comprensión clara y atinada de la realidad. Sin embargo, no se trata asentir intelectualmente a una serie de proposiciones. Hacer realmente efectivo este conocimiento requiere de práctica. Este lado de la enseñanza del Buda se encuentra en lo que se llama el Noble Camino Óctuple, una serie de ocho consejos para la implementación de este conocimiento en la vida real. En el próximo vídeo empezaremos con la parte teórica, las Cuatro Nobles Verdades

martes, 29 de junio de 2021

EL SUTRA DEL CORAZÓN

 


EL SUTRA DEL CORAZÓN

I

1

El Sutra del Corazón o Sutra de la esencia de la sabiduría es un sutra (texto budista) muy popular en la escuela budista Mahayana por su brevedad y profundidad.

2

 Está compuesto por catorce shlokas o versos en sánscrito . Esto le convierte en una de las versiones más abreviadas de los textos Prajnaparamita.

3

Este sutra es de los pocos no atribuidos a Gautama Buda.

4

En el texto se hace referencia a distintos conceptos budistas de los cuales se dice que son Sunyata (concepto budista del vacío), estos son, los Skandhas, los seis sentidos (ojo, oído, mente), las seis cualidades (forma, sonido,), los Dhatus, la cadena de doce de la causalidad y las Cuatro Nobles Verdades, finalizando con un mantra.​

5

Mantra

El mantra que incluye este sutra se canta en todas escuelas Mahayana. Aparece aquí transliterado en sánscrito. En las escuelas de meditación generalmente se considera que la pronunciación de los mantras es importante para conseguir su efectividad, pero también es fundamental comprender su significado y no considerarlo supersticiosamente sólo como una suerte de fórmula mágica.

6

 

El Sutra del corazón se ha datado tradicionalmente como probablemente compuesto en el siglo I DC en el territorio del Imperio Kushán, por un Sarvastivadin o un exmonje Sarvastivadin.

7

El texto

Varios comentaristas dividen este texto en diferentes números de secciones. Brevemente, el sutra describe la experiencia de liberación del bodhisattva de la compasión, Avalokiteshvara, como resultado de la insight obtenida mientras estaba involucrado en profunda meditación para despertar la facultad de prajña (sabiduría). La idea se refiere al Śūnyatā de todos los fenómenos, los cinco agregados de la existencia humana (skandhas): forma (rūpa), sentimiento (vedanā), voliciones (samskārā), percepciones (saṁjñā), y consciencia (vijñāna).

La secuencia específica de conceptos enumerados en las líneas 12-20 («... en el vacío no hay forma, no hay sensación, ... no hay logro ni no logro») es la misma secuencia utilizada en el Sarvastivadin Samyukt Agama, esta secuencia difiere en los textos de otras sectas. Sobre esta base, Red Pine ha argumentado que el Sutra del Corazón es específicamente una respuesta a las enseñanzas Sarvastivada.

 

(Wikipedia)

 

 

II

 

Traducción: José Silvestre Montesinos

Avalokiteshvara, el Bodhisattva de la Compasión, meditando profundamente sobre el

Entendimiento Perfecto, descubrió que los cinco aspectos de la existencia humana

estaban vacíos*, liberándose de este modo del sufrimiento. En respuesta al monje

Sariputra, dijo lo siguiente:

 

 

El cuerpo es tan solo vacío,

el vacío no es más que el cuerpo.

El cuerpo está vacío,

y el vacío es el cuerpo.

Los otros cuatro aspectos de la existencia humana:

Sentidos, pensamientos, voluntad y conciencia,

también están vacíos,

y el vacío los contiene.

Todas las cosas están vacías:

Nada nace, nada muere,

nada es puro o impuro,

nada aumenta o disminuye.

Así pues, en el vacío, no existe el cuerpo,

ni las sensaciones, ni los pensamientos,

ni la voluntad, ni la conciencia.

No hay ojos, ni oídos,

ni nariz, ni lengua,

ni cuerpo, ni mente.

No hay sentido de la vista, ni del oído,

ni del olfato, ni del gusto,

ni del tacto, ni de la imaginación.

Nada puede verse o escucharse,

olerse o gustarse,

tocarse o imaginarse.

No existe la ignorancia,

ni el fin de la ignorancia.

No existen la vejez y la muerte,

ni el fin de la vejez y la muerte.

No existe el sufrimiento, ni la causa del sufrimiento,

ni el fin del sufrimiento, ni un camino a seguir.

No existe el logro de la sabiduría,

ni ninguna sabiduría que lograr.

Los Bodhisattvas confían en el Entendimiento Perfecto,

y, libres de todo engaño,

no sienten ningún miedo,

disfrutando del Nirvana aquí y ahora.

Todos los Budas,

pasados, presentes y futuros,

confían en el Entendimiento Perfecto,

y viven en la iluminación total.

El Entendimiento Perfecto es el mejor mantra.

El más lúcido,

el más elevado,

el mantra que elimina todo sufrimiento.

Ésta es una verdad fuera de toda duda.

Dilo así:

Gaté,

gaté,

paragaté,

parasamgaté.

¡Bodhi!

¡Svaha!

Que significa...

Partir,

partir,

partir a lo alto,

partir a lo más alto.

¡Iluminados!

¡Que así sea!

* Vacío es la traducción habitual para el término Budista Sunyata (o Shunyata). Hace

referencia al hecho de que ninguna cosa, incluida la existencia humana, posee una

sustancia verdadera, lo que implica que nada es permanente y que nada es independiente

por completo del resto de las cosas. En otras palabras, todo lo que existe en el mundo

está interconectado y en un fluir constante. Por tanto, una correcta apreciación de esta

idea nos libera del sufrimiento causado por nuestro ego, nuestro apego y nuestra

resistencia al cambio y a la pérdida.

Nota: “Entendimiento Perfecto” es la traducción de Prajnaparamita. El nombre

completo de este sutra es El Corazón de Prajnaparamita.

PEQUEÑO BUDA. PELÍCULA.

 


PEQUEÑO BUDA. PELÍCULA (1993)

(Franca , Reino Unido)

1

Seattle, Estados Unidos, un joven matrimonio conoce a un grupo de monjes tibetanos que aseguran que su pequeño hijo es la reencarnación de un buda de Bután. Tras la incredulidad inicial, la pareja y su hijo parten hacia aquel país asiático, donde encuentran una forma de vida y unas creencias que desconocen. Es una fábula para el niño que todos llevamos dentro y abre la ventana a Occidente mostrándole la experiencia única del budismo.

2

La película es una clara reflexión sobre la necesidad de buscar un sentido a la vida, En el metraje los personajes encuentran la espiritualidad mediante un viaje desde el mundo occidental hasta la tierra donde Buda consiguió alcanzar la iluminación.

3

Tenemos dos historias que transcurren de forma paralela: la vida de Siddhartha y la vida de Jesse. Mientras el pequeño escucha la historia del joven príncipe se descubre a sí mismo haciendo las mismas reflexiones que alcanzó Siddhartha hasta convertirse en Buda. En este caso el aceptar el dolor, la pérdida, consigue que todos los personajes alcancen la madurez, y con ello se puedan sentir más seguros, más felices, en armonía con el mundo y la realidad que les rodea.

4

"El aliento se convierte en piedra; la piedra, en planta; la planta, en animal; el animal, en hombre; el hombre, en Espíritu, y el Espíritu, en un Dios”. (Frase cabalista)

(Fuente: YouTube)

SOBRE SIDDHARTHA DE HERMANN HESSE

 

S


(Contemplar y escuchar al río es una actividad filosófica.)

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

I

Siddhartha (1922) de Hermann Hesse es una novela sobre un hombre que trata de buscar su lugar en este mundo que no es unilateral, y lo encuentra en la meditación y la contemplación espiritual de la naturaleza, sin pronunciar palabras, en el silencio perfecto del pensamiento, la paz, la tranquilidad : El saber es comunicable, pero la sabiduría no: el Nirvana. Siddhartha (“aquel que alcanzó sus objetivos”) es un personaje inspirado en la figura de Buda; y en algún momento de la novela ambos monjes buscadores de la Verdad se encuentran y conversan. “Caminaba el buda con una sonrisa escondida, sosegada, tranquila, parecida a la de un niño sano; llevaba el hábito y hacía sus pasos igual que todos los monjes, según unas reglas exactas”.

II

El brahmán Siddhartha , junto a su amigo Govinda buscan juntos afanosamente el sentido de la existencia , deambulan como ascetas mendicantes, meditan, aprenden a dominar sus instintos primarios y alcanzan la virtud de la paciencia y  la espera; luego   se separan en busca de sus  senderos individuales para reencontrarse más tarde , y  concluir que todo el humano saber puede obtenerse en la observación e interpretación del apacible vaivén de las aguas de un río , el cual equivale al devenir de la vida “Durante muchos años creyó solamente en el río, y en nada más. Había observado que la voz del río le hablaba; de ella aprendió, la voz lo fue educando e instruyendo, el río era su Dios”.

III

El sentido de la vida puede estar también en la imperfección y el pecado. La luz y la sombras se complementan. Para entender el bien hay que comprender el mal. Siddhartha se impregnará mejor de los misterios de la vida al conocer a Kamala. Con ella convive y comparte amor, techo y trabajo. Vive la vida del mundo y de los placeres, pero sin formar parte de esa existencia.

IV

Siddhartha es también una novela sobre la incomprensión y el conflicto generacional : Así como Buda abandonó a su padre, Siddhartha abandona al suyo; y a su vez, el hijo de Siddhartha con Kamala busca su propio derrotero.

V

En Siddhartha hay privaciones, renuncia, desprendimiento del ego, crisis de degradación, y finalmente el logro espiritual : la iluminación.

 

FRASES

1

No juzgues la vida de los otros. Sólo responde y juzga tus propias acciones.

2

La vida es una búsqueda infructuosa.

3

Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.

4

Cualquiera puede ejercer la magia si sabe pensar, esperar, ayunar.

5

Siddhartha no buscaba la explicación del mundo. Buscaba la liberación del sufrimiento.

6

Todo lo que existe forma parte de la unidad.

7

El mejor guerrero vence sin luchar.

8

No es lo mismo buscar un objetivo que buscar sin objetivo.

9

La meditación profunda elimina el tiempo.

10

Contemplar y escuchar al río es una actividad filosófica.

11

Namasté.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 27 de junio de 2021

UN BUDA, PELÍCULA ARGENTINA (2005)

 


UN BUDA, PELÍCULA ARGENTINA (2005)

1

Dos hermanos pierden a sus padres durante la dictadura militar (1976-1983) y emprenden la búsqueda espiritual para sanar sus heridas. El menor sufre muchos tropiezos y quiere retirarse a un monasterio budista. Busca a un maestro. Busca su propio sendero.

2

La película está dirigida por Diego Rafecas, quien profesaba el budismo.

3

El dolor obliga al hermano menor iniciar una peregrinación para su sanación mental y espiritual: pierde su trabajo, ve a su novia besándose con otro hombre y la abuela que lo crió, fallece.

4

“Y así empieza una búsqueda desesperada que lo lleva a aventurarse en algunas prácticas espirituales ascéticas extremas en las que abandona su vida y entorno existentes, ayunando, aislándose hasta tal extremo que su proceso sacude profundamente el mundo de quien lo rodea.

Su novia, que es actriz e hija de una importante empresaria de la televisión, le sigue en su viaje a un monasterio zen en las montañas de Córdoba (Argentina) para encontrar a un maestro. Las maravillosas vistas de la montaña Uritorco y la ubicación del monasterio zen existente, son memorables y para el espectador de la película, un lujo de fotografía. El hermano mayor se une a ellos en el monasterio, ¡y cada uno sigue en su búsqueda!” ( Caridad Martín Nieto).

5

Frases:

-La buena enseñanza al comienzo es amarga, como la buena medicina.

-El hombre tiene que confiar en Dios si quiere sobrevivir.

-La filosofía oriental es práctica y la occidental es teórica.

-¿Dónde estaba Dios cuando los militares mataron a nuestros padres?

sábado, 26 de junio de 2021

SOBRE LA PELÍCULA ZEN

 




SOBRE LA PELÍCULA ZEN

(Japón, 2009)

1

La película está basada en la vida de Dogen Zenji , que vivió entre el 1200 y el 1253, se le considera el maestro preeminente del Zen Soto de Japón y una de las personalidades religiosas más destacadas de ese país.

2

Dogen perdió a su padre cuando tenía dos años y a su madre cuando tenía siete. En medio de esa pena y de la soledad se dio cuenta de la fragilidad de todo lo mundano. Tras la muerte de su madre lo adoptó su tío, un poderoso aristócrata que quiso convertirlo en su heredero. Tenía 12 años cuando se enteró de los planes que de su tio huyó de la casa antes de la fecha fijada para los ritos de la pubertad que marcarían su entrada a la vida secular y, en cambio, se acercó a otro tío más joven que vivía como ermitaño al pie del monte Hiei. Ahí entró en un monasterio y se consagró por completo a la vida religiosa y al estudio de las escrituras sagradas.

3

En el siglo XIII, Dogen, viajó a China, determinado a encontrar a su verdadero maestro. Allí él encontró a un monje que le enseñó que sentarse en meditación zen es el camino verdadero y único a la iluminación. Iluminado regreso a Japón, para dedicar su vida a iniciar y enseñar el Budismo del zen, inspirando a millones de budistas del zen que hoy lo practican en todo el mundo.

EL LIBRO TIBETANO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE. RESUMEN

 



EL LIBRO TIBETANO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

Resumen.

 

El libro tibetano de la vida y de la muerte (1992) de Sogyal Rimpoché examina el Libro tibetano de los muertos a la luz del prisma occidental y de los avances de la ciencia.

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO 1

1

La muerte es un espejo en el que se refleja todo el sentido de la vida.

Lo que pretendo hacer en este libro es explicar y ampliar el Libro tibetano de los muertos, tratar no sólo de la muerte sino también de la vida, exponer en detalle toda la enseñanza de la que el Libro tibetano de los muertos sólo es una parte. En esta enseñanza maravillosa, encontramos la totalidad de la vida y la muerte.

2

Así pues, según el punto de vista del budismo tibetano, podemos dividir toda nuestra existencia en cuatro realidades continuamente entrelazadas: l) la vida, 2) el morir y la muerte,

3) después de la muerte y 4) el renacimiento. Se las conoce como los cuatro bardos: l) el bardo natural de esta vida, 2) el bardo doloroso del morir, 3) el bardo luminoso de dharmata y 4) el bardo kármico del devenir.

3

La palabra bardo se utiliza corrientemente para designar el estado intermedio entre la muerte y el renacimiento, pero en realidad los bardos se suceden continuamente tanto en la vida como en la muerte, y son coyunturas en las que se intensifica la posibilidad de liberación o iluminación.

4

 

El célebre santo y poeta tibetano Milarepa escribió: “Mi religión es vivir, y morir, sin remordimientos”.

5

Para la persona que se ha preparado y ha practicado, la muerte llega no como una derrota, sino como un triunfo, el momento más glorioso que corona toda la vida.

 

CAPITULO 2

1

“No sabemos dónde nos espera la muerte: así pues, esperémosla en todas partes. Practicar la muerte es practicar la libertad. El hombre que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser esclavo” (Montaigne).

2

La muerte es, en efecto, un enorme misterio, pero de ella se pueden decir dos cosas: es absolutamente cierto que moriremos, y es incierto cuándo y cómo moriremos. La única certeza que tenemos, pues, es esta incertidumbre sobre la hora, la cual nos sirve de excusa para postergar el afrontar la muerte directamente. Somos como niños que se tapan los ojos jugando al escondite y se figuran que nadie puede verlos.

3

El nacimiento de un hombre es el nacimiento de su pena. Cuanto más vive, más estúpido se vuelve, porque su ansia por evitar la muerte inevitable se hace cada vez más aguda. ¡Qué amargura!

¡Vive por lo que está siempre fuera de su alcance! Su sed de sobrevivir en el futuro le impide vivir en el presente.(Chuang Tzu).

4

 

Sabiendo y comprendiendo esto, deberíamos escuchar a Gyalsé Rimpoché cuando nos dice:

Hacer planes para el futuro es como ir a pescar en un barranco seco; nada sale jamás como quieres;  renuncia pues a todos tus proyectos y ambiciones. Si has de pensar en algo, que sea

en la incertidumbre de la hora de tu muerte...

5

He hallado inspiración en los informes que se han publicado sobre los estudios de la experiencia de casi muerte, como los libros de mi amigo Kenneth Ring y otros autores. Un número sorprendente de los que sobreviven a un accidente casi mortal o a una experiencia de casi muerte describe «una revisión panorámica de la vida». Con asombrosa claridad y precisión, reviven los acontecimientos de su vida. A veces reviven incluso los efectos que sus actos han producido sobre otros, y experimentan las emociones causadas por sus actos.

6

Los únicos objetivos serios en la vida son “aprender a amar a los demás y adquirir conocimiento”.

7

Buda dijo: Esta existencia nuestra es tan pasajera como las nubes de otoño. Observar el nacimiento y la muerte de los seres es como contemplar los movimientos de un baile. La vida entera es como un relámpago en el cielo; se precipita a su fin como un torrente por una empinada montaña.

8

Una de las principales razones por las que tanto nos cuesta y tanta angustia nos produce afrontar la muerte es que ignoramos la verdad de la impermanencia. Reflexione sobre esto: la percepción de la impermanencia es, paradójicamente, la única cosa a que podemos aferramos, quizá nuestra única posesión duradera.

9

 

Siempre que perdemos la perspectiva o nos dejamos llevar por la pereza, reflexionar sobre la muerte y la impermanencia nos devuelve de una sacudida a la verdad: Lo que ha nacido morirá, lo que se ha recogido se dispersará, lo que se ha acumulado se agotará, lo que se ha construido se derrumbará y lo que ha estado en alto descenderá.

10

Lo único que tenemos en realidad es el ahora.

11

Hágase estas dos preguntas: ¿Recuerdo en todo momento que estoy muriendo, y que todas las demás personas y cosas también mueren, de modo que trato a todos los seres en todo momento con compasión? Mi comprensión de la muerte y de la impermanencia, ¿es tan aguda y urgente que dedico hasta el último segundo a la búsqueda de la Iluminación? Si puede responder "sí" a estas dos preguntas, entonces ha comprendido de verdad la impermanencia.

 

CAPÍTULO 3

1

Todos nos estamos muriendo. Sólo es cuestión de tiempo: algunos morimos antes que otros.

2

La vida es un continuo cambio de pequeñas muertes.

3

Aprender a vivir es aprender a desprenderse.

4

El amor sufre a causa del apego.

5

Los obstáculos y dificultades son fuentes de energía.

6

Nyoshul Khenpo:

La naturaleza de todas las cosas es ilusoria y efímera,

quienes tienen una percepción dualista consideran felicidad el sufrimiento,

como los que lamen la miel del filo de una navaja.

7

William Blake:

Aquel que se ata una Alegría

la alada vida destruye;

aquel que besa la Alegría según vuela

vive en la aurora de la Eternidad?

8

Buda dijo:

Sabed que todas las cosas son como esto:

un espejismo, un castillo de nubes,

un sueño, una aparición,

sin esencia, pero con cualidades que pueden verse.

9

 

Reconoce siempre la característica onírica de la vida y reduce el apego y la aversión.

 Practica la benevolencia hacia todos los seres.

 Sé amoroso y compasivo, te hagan lo que te hagan los demás.

 Lo que puedan hacerte no te importará tanto cuando lo veas como un sueño.

El truco está en tener una intención positiva durante el sueño.

Esto es lo esencial.

Esto es la verdadera espiritualidad.

10

Milarepa escribió:

Llevado por el horror a la muerte, me fui a las montañas.

Medité y medité sobre la incertidumbre de la hora de la muerte,

hasta captar la fortaleza de la inmortal e infinita naturaleza de la mente.

Ahora todo miedo a la muerte se ha desvanecido y se ha acabado.

 

CAPÍTULO 4

1

En nuestra tradición decimos que para presentar la naturaleza de la mente han de concurrir “tres auténticos”: la bendición de un auténtico maestro, la devoción de un auténtico discípulo

y el linaje auténtico del método de introducción.

2

El descubrimiento todavía revolucionario del budismo es que la vida y la muerte están en la mente, y en ningún otro lugar. La mente se revela como base universal de la experiencia; creadora de la felicidad y creadora del sufrimiento, creadora de lo que llamamos vida y de lo que llamamos muerte.

3

 

 

 

A lo largo de la historia, los santos y los místicos han adornado sus percepciones con distintos nombres y le han conferido distintos rostros e interpretaciones, pero lo que experimentan fundamentalmente todos ellos es la naturaleza esencial de la mente. Los cristianos y los judíos la llaman «Dios»; los hindúes la llaman «el Yo», «Shiva», «Brahmán» y «Vishnú»; los místicos sufíes la llaman «la Esencia Oculta», y los budistas la llaman «la naturaleza de buda». En el corazón de todas las religiones se halla la certidumbre de que existe una verdad

fundamental, y que esta vida constituye una oportunidad sagrada para evolucionar y conocerla.

4

Buda es cualquier persona, que ha despertado completamente de la ignorancia y se ha abierto a su vasto potencial de sabiduría. Un buda es una persona que ha puesto un definitivo final al sufrimiento y la frustración y ha descubierto una paz y una felicidad duraderas e inmortales.

5

 

Las enseñanzas hablan de cuatro defectos que nos impiden comprender la naturaleza de la mente en este mismo instante:

1. La naturaleza de la mente está demasiado próxima para que la reconozcamos. Así como no podemos ver nuestra propia cara, a la mente le resulta difícil contemplar su propia naturaleza.

2. Es demasiado profunda para que podamos sondearla. No tenemos ni idea de lo profunda que puede ser; si la tuviéramos, ya la habríamos penetrado, al menos en cierta medida.

3. Es demasiado fácil para que podamos creer en ella. En realidad, lo único que hemos de hacer es sencillamente descansar en la conciencia desnuda y pura de la naturaleza de la mente, que siempre está presente.

4. Es demasiado maravillosa para que podamos contenerla. Su misma inmensidad es demasiado vasta para nuestra estrecha manera de pensar. Nos resulta imposible creer en ella. Y tampoco podemos concebir que la Iluminación sea la auténtica naturaleza de nuestra mente.

6

Es interesante observar que «budista», en tibetano, se dice nangpa. Esta palabra significa «persona interior»; es decir, una persona que no busca la verdad fuera, sino dentro de la naturaleza de la mente. Todas las enseñanzas y prácticas del budismo se dirigen a este único

punto: a contemplar la naturaleza de la mente, y de este modo liberarnos del miedo a la muerte y ayudarnos a conocer la verdad de la vida.

7

Es la meditación lo que purifica lentamente la mente ordinaria, desenmascarando y agotando sus hábitos e ilusiones, y nos permite reconocer, en el momento adecuado, quiénes somos en realidad.

 

 

 

 

CAPÍTULO 5

1

Lo que vio Buda fue que la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza es la raíz de todos los tormentos del Samsara, y que la raíz de la propia ignorancia es la tendencia habitual de nuestra mente a la distracción. Poner fin a la distracción de la mente equivaldría a poner fin al mismo Samsara, y para ello, comprendió, la clave estaba en llevar la mente a casa, a su verdadera naturaleza, mediante la práctica de la meditación.

2

Aprender a meditar es el mayor regalo que puede usted hacerse en esta vida, ya que es sólo por medio de la meditación como puede emprender el viaje para descubrir su auténtica

naturaleza y encontrar así la estabilidad y la confianza que necesitará para vivir, y morir, bien. La meditación es el camino a la Iluminación.

3

Generalmente desperdiciamos nuestra vida, distraídos de nuestra verdadera identidad en una actividad incesante; la meditación, por su parte, es el camino que nos devuelve a nosotros

mismos, donde podemos experimentar y saborear realmente nuestro ser completo, más allá de todas nuestros comportamientos habituales.

4

La meditación consiste en llevar la mente de vuelta a casa, y esto se consigue en primer lugar por la práctica de la presencia mental o atención.

5

Cuando enseño meditación suelo comenzar diciendo: «Lleva la mente a casa. Suelta. Y relájate». Toda la práctica de la meditación puede resumirse en estos tres puntos básicos: llevar la mente a casa, aflojar o soltar y relajarse.

6

Sentado en silencio, el cuerpo quieto, la boca callada, la mente en paz, deje ir y venir sus pensamientos y emociones, todo lo que surja, sin aferrarse a nada.

7

 

 

A veces se piensa que cuando uno medita no tendría que tener pensamientos ni emociones en absoluto, y al verlos surgir la persona se preocupa y se irrita consigo misma y cree que ha

fracasado. Nada más lejos de la verdad.

8

¡Cinco minutos de práctica atenta son mucho más valiosos que veinte minutos

de dormitar!

9

Me gusta aquel relato zen en que el discípulo le pregunta al maestro:

—Maestro, ¿cómo se lleva la iluminación a la acción? ¿Cómo se practica en la vida cotidiana?

—Comiendo y durmiendo —responde el maestro.

—Pero, maestro, todo el mundo come y todo el mundo duerme.

—Pero no todos comen cuando comen ni todos duermen cuando duermen.

10

 

Todo puede utilizarse como una invitación a la meditación: una sonrisa, una cara en el metro, la imagen de una pequeña flor que crece en una grieta de la acera, un hermoso corte de tela en el escaparate de una tienda, el modo en que el Sol ilumina las macetas de un alféizar. Esté atento a cualquier signo de belleza y gracia. Ofrezca todas las alegrías, esté despierto en todo momento a «las noticias que siempre llegan del silencio».

11

¿Quién es un gran practicante espiritual? Una persona que vive siempre en presencia de su verdadero ser, una persona que ha encontrado y que utiliza constantemente los manantiales y fuentes de la profunda inspiración.

CAPÍTULO 6

1

El Dalai Lama ha dicho: “No hay necesidad de templos, no hay necesidad de filosofías complicadas. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón es nuestro templo; mi filosofía es la bondad”.

2

Si ya hemos vivido antes», me suelen preguntar, «¿por qué no nos acordamos?». Pero ¿por qué el hecho de no recordar va a significar que no hemos vivido antes? Después de todo, las

experiencias de nuestra infancia, o de ayer, o incluso de lo que estábamos pensando hace una hora, eran vividas en el momento de producirse, pero su recuerdo se ha erosionado casi por completo, como si no hubieran existido nunca. Si no podemos acordarnos de lo que hacíamos o pensábamos el lunes pasado, ¿cómo vamos a imaginar que ha de ser fácil, o normal, recordarlo que hacíamos en una vida anterior?

3

La palabra karma significa literalmente «acción, acto», y designa tanto el poder latente que hay en las acciones como las consecuencias que se derivan de nuestros actos.

4

En términos sencillos, ¿qué significa el karma? Significa que todo lo que hacemos, con el cuerpo, el habla o la mente, tiene su resultado correspondiente. Toda acción, aun la más insignificante, está preñada de consecuencias.

5

 Buda dijo: «No descuides las acciones negativas sólo porque son pequeñas; por pequeña que sea una chispa, puede incendiar un pajar grande como una montaña». Y también: «No

descuides las buenas acciones pequeñas creyendo que no aportan ningún beneficio; incluso las menores gotas de agua acaban llenando un recipiente enorme».

6

Shantideva dijo:

Todo la dicha que hay en este mundo,

toda proviene de desear que los demás sean felices;

y todo el sufrimiento que hay en este mundo,

todo proviene de desear ser feliz yo.

7

Puesto que la ley del karma es inevitable e infalible, cada vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos directamente a nosotros mismos, y cada vez que les proporcionamos felicidad,

nos proporcionamos a nosotros mismos felicidad futura.

8

Cada vez que actuamos de un modo negativo, la consecuencia es dolor y sufrimiento; cada vez que actuamos de un modo positivo, tarde o temprano el resultado es felicidad.

 

 

CAPÍTULO 7

1

Bardo es una palabra tibetana que designa sencillamente una «transición» o un intervalo entre la conclusión de una situación y el comienzo de la siguiente.

2

Podemos dividir toda nuestra existencia en cuatro realidades: la vida, la agonía y la muerte, el estado posterior a la muerte y el renacimiento. Son los Cuatro Bardos:

LOS BARDOS Y LAS OTRAS REALIDADES

• El bardo «natural» de esta vida

• El bardo «doloroso» del morir

• El bardo «luminoso» de dharmata

• El bardo «kármico» del devenir.

3

Existe, por ejemplo, una nítida correspondencia entre los grados de sutileza de conciencia por los que pasamos al dormir y al soñar y los tres bardos asociados con la muerte:

• Dormirse es semejante al bardo del morir, en el que los elementos y procesos mentales se disuelven, abriéndose a la experiencia de la Luminosidad Base.

• Soñar es comparable al bardo del devenir, el estado intermedio en que se tiene un «cuerpo mental» clarividente y muy móvil que pasa por todo tipo de experiencias. En el estado onírico también tenemos una clase de cuerpo semejante, el cuerpo del sueño, en el que vivimos todas las experiencias de la vida onírica.

• Entre el bardo del morir y el bardo del devenir hay un estado muy especial de luminosidad o Luz Clara llamado, como ya he dicho, el «bardo de dharmata». Se trata de una experiencia que le sucede a todo el mundo, pero son muy pocos los que pueden siquiera percibirla, y mucho menos experimentarla por completo, ya que sólo puede ser reconocida por un practicante experto. Este bardo de dharmata corresponde al periodo intermedio entre el dormirse y el principio de los sueños.

 

CAPÍTULO 8

1

El bardo natural de esta vida abarca toda la duración de nuestra vida entre el nacimiento y la muerte. Sus enseñanzas nos hacen ver claramente por qué este bardo es una preciosa oportunidad, qué significa realmente ser un ser humano y qué es lo más importante, lo único verdaderamente esencial que hemos de hacer con el don de esta vida humana.

2

Nunca olvidaré la ocasión en que Dudjom Rimpoché, en un momento de intimidad, se inclinó hacia mí y comentó con su voz ronca y suave, ligeramente aguda: «Ya sabes, ¿verdad?, que en realidad todas estas cosas que nos rodean se van, sencillamente se van...»

3

Dice Padmasambhava: Ahora, cuando el bardo de esta vida amanece sobre mí, abandonaré la pereza, para la cual no hay tiempo en la vida, entraré sin distracción en el camino del escuchar y el oír, la reflexión y la contemplación, y la meditación, convirtiendo las percepciones y la mente en el camino, y realizaré las «tres kayas»: la mente iluminada;* ahora que he alcanzado una vez un cuerpo humano, no hay tiempo en el camino para que la mente vague.

4

LAS TRES HERRAMIENTAS DE SABIDURÍA

La manera de descubrir la libertad inherente a la sabiduría de la ausencia de ego, nos dicen los maestros, es mediante el proceso de escucha y audición, contemplación y reflexión, y meditación.

5

El viaje espiritual supone un aprendizaje y una purificación constantes. Cuando se sabe esto, se vuelve uno más humilde. En este sentido, hay un conocido proverbio tibetano: «No confundas la comprensión con el conocimiento profundo, ni confundas el conocimiento profundo con la liberación».

6

Y Milarepa dijo: «No abrigues esperanzas de conocimiento total, pero practica toda tu vida».

Uno de los aspectos de mi tradición que he llegado a apreciar más es su carácter práctico y hasta prosaico, y su intensa convicción de que los mayores logros exigen la más profunda paciencia y el más largo tiempo.

 

CAPÍTULO 9

1

Todos los maestros espirituales de la humanidad nos han dicho lo mismo, que el objetivo de la vida en la tierra es lograr la unión con nuestra naturaleza fundamental iluminada.

2

 Buda nos recordó en las «Cuatro Confianzas»: Confía en el mensaje del maestro, no en su personalidad; confía en el sentido, no sólo en las palabras; confía en el sentido real, no en el provisional; confía en tu mente de sabiduría, no en tu mente ordinaria y crítica.

3

Dilgo Khyentse Rimpoché escribió: Sólo hay una manera de alcanzar la liberación y de obtener la omnisciencia de la Iluminación: seguir a un auténtico maestro espiritual .Él es el guía que te ayudará a cruzar el océano del samsara.

4

Dilgo Khyentse Rimpoché escribió: «Las palabras Yoga Gurú significan "unión con la naturaleza del gurú", y en esta práctica se nos ofrecen métodos para fundir nuestra propia mente con la mente iluminada del maestro»."

5

La práctica de Yoga Gurú se compone de cuatro fases principales: la invocación; fundir la mente con el maestro por medio de la esencia de su corazón, el mantra; recibir la bendición o transmisión de poder; unir la mente con el maestro y reposar en la naturaleza de Rigpa.

CAPÍTULO 10

1

Dzogchen es un estado, el estado primordial, ese estado de despertar total que es la esencia del corazón de todos los budas y todas las sendas espirituales, y la cima de la evolución espiritual del individuo. A menudo Dzogchen se traduce como «Gran Perfección», pero yo prefiero dejarlo sin traducir porque Gran Perfección da la idea de una perfección que debemos alcanzar con esfuerzo, un objetivo que se halla al final de un largo y arduo camino. Nada podría estar más lejos del verdadero significado de Dzogchen: el estado ya autoperfeccionado de nuestra naturaleza primordial, que no necesita ningún «perfeccionamiento» porque siempre ha sido perfecto desde un principio, lo mismo que el cielo.

2

La enseñanza práctica del Camino de Dzogchen se expresa tradicionalmente, con gran sencillez, con los términos Visión, Meditación y Acción.

3

El gran maestro indio Saraha: Aquel en cuyo corazón han entrado las palabras del maestro ve la verdad como un tesoro en la palma de la mano.

4

Dudjom Rimpoché la explica así: «La meditación consiste en estar atento a tal estado de Rigpa, libre de todas las interpretaciones mentales, permaneciendo al mismo tiempo plenamente relajado, sin distracción ni aferramiento. Porque se ha dicho que "la meditación no es esforzarse, sino irse asimilando naturalmente a ella"».

 

CAPÍTULO 11

La muerte. Los moribundos. No existe mayor don de caridad que ayudar a una persona

a morir bien.

(Lectura para médicos)

1

Lo esencial en la vida es establecer con los demás una comunicación sincera y libre de temores, y ésta nunca es tan importante como cuando se trata de una persona moribunda.

2

 He descubierto que, como en todas las situaciones graves de la vida, hay dos cosas que resultan útiles: el sentido común y el sentido del humor.

3

Una persona a punto de morir necesita sobre todo que le demuestren un amor tan incondicional como sea posible, libre de toda expectativa.

4

 

Elisabeth Kübler-Ross señala cinco fases en el proceso de aceptación de la muerte: rechazo, rabia, regateo, depresión y aceptación.

5

Aun en el mismo límite de la vida es posible remediar los errores del pasado.

6

Considero que, siempre que sea posible, las personas deben morir en casa, porque es el lugar donde probablemente la mayoría se encuentra más cómoda.

7

Una de las cosas que espero de este libro es que los médicos de todo el mundo se tomen muy en serio la necesidad de permitir que la persona muera en silencio y serenidad. Quiero apelar a la buena voluntad de la profesión médica, y espero inspirarla a encontrar maneras de conseguir que la difícil transición de la muerte resulte tan fácil, indolora y pacífica como sea posible.

8

El momento de la muerte tiene tal grandeza, solemnidad e irrevocabilidad que puede inducir a las personas a replantearse todas sus actitudes y a mostrarse más receptivas y dispuestas a perdonar, aunque antes les resultara intolerable la idea. Aun en el mismo límite de la vida es posible remediar los errores del pasado.

 

CAPÍTULO 12

(Lectura para médicos)

La compasión.

1

Atender a un moribundo nos vuelve dolorosamente conscientes de la mortalidad, no sólo del enfermo, sino también de la nuestra.

2

Santo Tomás Moro, me han dicho, escribió estas palabras justo antes de ser decapitado: «Estamos todos en el mismo carro, yendo a la ejecución; ¿cómo puedo odiar a nadie ni desear mal a nadie?».

3

¿Qué es la compasión? No es solamente una sensación de lástima o interés por la persona que sufre, ni es solamente un afecto sincero hacia la persona que tenemos delante, ni sólo un claro reconocimiento de sus necesidades y su dolor; es también la determinación sostenida y práctica de hacer todo lo que sea posible y necesario para contribuir a aliviar su sufrimiento-

4

El poder de la compasión no tiene límites.

5

De todas las prácticas que conozco, la práctica de Tonglen, que en tibetano significa «dar y recibir», es una de las más útiles y poderosas. Cuando uno se siente encerrado en sí mismo, Tonglen le abre a la verdad del sufrimiento de los demás; cuando tiene el corazón bloqueado, destruye las fuerzas que lo obstruyen, y cuando se siente ajeno a la persona que padece, o que está resentida o desesperada, lo ayuda a encontrar dentro de sí mismo, y luego a irradiar, el amoroso y expansivo resplandor de su verdadera naturaleza. No conozco ninguna otra práctica tan eficaz para destruir el apego y mimo a sí mismo del yo y su ensimismamiento, que es la causa de todo nuestro sufrimiento y raíz de toda la dureza de corazón.

6

Cuando nos parece que no hay suficiente amor en nosotros, existe un método para descubrirlo e invocarlo. Vuelva atrás mentalmente y recree, visualice casi, un amor que alguien le dio y que lo conmovió de verdad, quizás en la infancia. Tradicionalmente se le enseñaría a pensar en su madre y en su devoción de toda la vida hacia usted.

7

Una manera poderosa de evocar la compasión, como ya lo he expuesto en el capítulo anterior, es pensar que los demás son exactamente iguales a uno. «Después de todo», explica el Dalai Lama, «todos los seres humanos somos iguales: hechos de carne, huesos y sangre humanos. Todos queremos felicidad y queremos evitar el sufrimiento. Además, todos tenemos el mismo derecho a ser felices. En otras palabras, es importante cobrar conciencia de nuestra igualdad en tanto que seres humanos.»

8

La compasión es la joya que concede los deseos, y su luz de curación se extiende en todas direcciones.

9

Dice Shantideva: Quien desee obtener rápidamente protección para sí mismo y los demás debe practicar este secreto sagrado: intercambiarse uno mismo por los demás.

 

CAPÍTULO 13

 Ayuda espiritual para los moribundos.

(Lectura para médicos)

1

La atención espiritual no es un lujo reservado para unos pocos. Es el derecho esencial de todos los seres humanos, tan esencial como la libertad política, la asistencia médica y la igualdad de oportunidades. Un auténtico ideal democrático tendría que incluir la atención espiritual para todos como una de sus verdades más esenciales.

2

Mi maestro Dudjom Rimpoché solía decir que ayudar a un moribundo es como tender la mano a alguien que está a punto de caerse, para sostenerlo. Por medio de la fuerza, la paz y la atención profunda y compasiva de su presencia, les ayudará a despertar su propia fuerza.

3

Sé que lo que voy a decir puede sorprenderle. La muerte puede ser una gran fuente de inspiración. En mis experiencias con moribundos, me he visto sorprendido por la manera en que mi oración y mi invocación transformaban la atmósfera, y mi propia fe se ha hecho más profunda al comprobar cuan eficaces son esta oración e invocación y esta presencia de los budas. He comprobado que estar junto a la cabecera de un moribundo vuelve mi propia práctica mucho más poderosa.

4

 Siempre que esté con una persona moribunda, insista en lo que ella ha logrado y hecho bien. Ayúdela a sentirse lo más constructiva y satisfecha posible respecto a su vida.

5

Anime a la persona moribunda a hacer las paces con los familiares y amigos de quienes estén distanciados, v a limpiar su corazón, de modo que no le quede ni rastro de odio ni el agravio más leve.

6

La más valiosa y poderosa de las prácticas que he encontrado en la asistencia a moribundos, y que he visto emprender con entusiasmo a un número asombroso de personas, es una práctica de la tradición tibetana llamada phowa (pronuncíese «po-ua»), que significa la transferencia de la conciencia.

7

La práctica Tonglen puede ser aplicada a los moribundos:

Este es un método para conectarse con el sufrimiento propio y con el de todos los que le rodean, ayuda a superar el miedo al sufrimiento.

Primero que todo, se trata de un método para despertar la compasión que es inherente a todos nosotros, sin importar si hemos sido muy crueles o fríos con los demás.

 

CAPÍTULO 14

Prácticas para la muerte.

1

En el momento de la muerte hay dos cosas que cuentan: lo que hayamos hecho en la vida y el estado mental en que nos hallemos entonces.

2

La forma ideal de morir es haberse desprendido de todo, interna y externamente, de modo que a la mente le quede el mínimo posible de anhelo, aferramiento y apego a que agarrarse en ese momento esencial. Así pues, antes de morir hemos de intentar liberarnos del apego a todas nuestras posesiones, amigos y seres queridos. No podemos llevarnos nada con nosotros, de manera que hemos de hacer planes para desprendernos de todas nuestras posesiones antes de que llegue el momento, en forma de regalos o donaciones benéficas.

3

Hay tres prácticas esenciales para morir: • La mejor, reposar en la naturaleza de la mente, o evocar la esencia del corazón de nuestra práctica. • En segundo lugar, la práctica de phowa, la transferencia de la conciencia. • Por último, confiarse al poder de la oración, la devoción, la aspiración y las bendiciones de los seres iluminados.

4

Phowa es una práctica de yoga y meditación que viene utilizándose desde hace siglos para ayudar a los moribundos y prepararse para la muerte. En esencia, se trata de que el practicante proyecte su conciencia en el momento de la muerte y la fusione con la mente de sabiduría de Buda en lo que Padmasambhava denomina «el espacio de la Rigpa no nacida». Esta práctica puede hacerla la propia persona, o bien puede realizarla, en nombre del moribundo, un maestro competente o un buen practicante.

5

En todas las tradiciones religiosas se sostiene que morir en estado de oración es sumamente poderoso. Por eso espero que, cuando le llegue la muerte, pueda usted invocar de corazón a todos los budas y a su maestro.

 

CAPÍTULO 15

El proceso de morir.

1

En palabras de Padmasambhava: Los seres humanos afrontamos dos causas de muerte: muerte prematura y muerte por el agotamiento del tiempo natural de duración de nuestra vida. La muerte prematura puede evitarse mediante los métodos que se enseñan para prolongar la vida. Sin embargo, cuando la causa de nuestra muerte es que ha llegado el fin del tiempo natural de duración de nuestra vida, somos como un candil que se ha quedado sin aceite. No hay manera de evitar la muerte con engaños; es necesario prepararse para partir.

2

El bardo del morir se extiende desde el momento en que contraemos una enfermedad o trastorno terminal que conduce a la muerte hasta que cesa la «respiración interna». Se le da el nombre de «doloroso» porque, si no estamos preparados para lo que va a ocurrimos en la muerte, puede ser una experiencia de enorme sufrimiento.

3

El proceso de morir viene explicado con considerable detalle en las diversas enseñanzas tibetanas. Esencialmente, consta de dos fases de disolución: una disolución externa, cuando se disuelven los sentidos y los elementos, y una disolución interna de los estados de pensamiento y emociones, bastos y sutiles.

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¿Qué ocurre, entonces, cuando morimos? Es como si retornáramos a nuestro estado original; todo se disuelve, mientras el cuerpo y la mente se deshilaclian. Los tres «venenos», ira, deseo e ignorancia, llegan a su fin, lo cual quiere decir que todas las emociones negativas, la raíz del samsara, cesan realmente, y entonces hay un hueco.

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He comprobado que la manera más sencilla de comprender lo que ocurre durante el proceso del morir, con su disolución interna y externa, es concebirlo como un gradual crecimiento y amanecer de planos de conciencia cada vez más sutiles. Cada uno de ellos emerge con la disolución sucesiva de los componentes del cuerpo y la mente, conforme el proceso avanza gradualmente hacia la revelación de la conciencia más sutil de todas: la Luminosidad Base o Luz Clara.

 

CAPÍTULO 16

1

A menudo oímos afirmaciones como: «La muerte es el momento de la verdad» o «La muerte es el momento en que por fin nos vemos cara a cara con nosotros mismos». Y ya hemos visto que quienes pasan por una experiencia de casi muerte a veces declaran que, mientras ven desfilar ante ellos toda su vida, se les formulan preguntas como: «¿Qué has hecho de tu vida? ¿Qué has hecho por los demás?».

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Un gran maestro no muere nunca.

 

 

CAPÍTULO 17

1

La palabra sánscrita dharmata, en tibetano chó nyi, designa la naturaleza intrínseca de todas las cosas, la esencia de las cosas tal como son. Dharmata es la verdad desnuda e incondicionada, la naturaleza de la realidad, la verdadera naturaleza de la existencia fenoménica.

2

El bardo de dharmata tiene cuatro fases, cada una de las cuales presenta una nueva oportunidad de liberación.

1. Luminosidad- el paisaje de luz En el bardo de dharmata uno toma un cuerpo de luz. La primera fase de este bardo se despliega cuando «el espacio se disuelve en luminosidad»

2. Unión: las deidades Cuando no se reconoce esto como la manifestación espontánea de Rigpa, los rayos y los colores empiezan a integrarse y a cuajar en puntos o esferas de luz de distinto tamaño, llamadas tiklé. Dentro de ellas aparecen los «mándalas de las deidades pacíficas y airadas» como enormes concentraciones esféricas de luz que parecen ocupar la totalidad del espacio.

3. Sabiduría Si tampoco esta vez se logra reconocer y estabilizar, se despliega la siguiente fase, llamada «la unión se disuelve en sabiduría».

4. Presencia espontánea Esto anuncia la fase final del bardo de dharmata, «la sabiduría se disuelve en presencia espontánea». Ahora toda la realidad se presenta en una imponente manifestación.

 

CAPÍTULO 18

El bardo del devenir.

1

Para la mayoría de las personas, la experiencia de la muerte representará sencillamente pasar a un estado de olvido al final del proceso de morir.

2

 La característica más destacada del bardo del devenir es que la mente asume el papel predominante, mientras que el bardo de dharmata se desplegaba en el reino de Rigpa. Así, en el bardo de dharmata tenemos un cuerpo de luz, y en el bardo del devenir tenemos un cuerpo mental.

3

Nuestro cuerpo mental en el bardo del devenir tiene varias características especiales. Posee todos los sentidos. Es extraordinariamente ligero, lúcido y móvil, y se dice que su capacidad de percepción es siete veces más clara que en vida.

4

En el bardo del devenir revivimos todas las experiencias de nuestra vida anterior, revisando detalles minúsculos que hace mucho se nos borraron de la memoria y retornando a lugares, dicen los maestros, «en los que no hicimos más que escupir en el suelo».

5

La totalidad del bardo del devenir tiene una duración media de cuarenta y nueve días, con un mínimo de una semana. Pero varía en cada caso, igual como algunas personas viven hasta los cien años y otras fallecen en plena juventud.

6

Algunas descripciones del bardo hablan de una escena de juicio, una especie de revisión de la vida semejante al juicio después de la muerte que se encuentra en muchas culturas del mundo. A mi modo de ver, esta escena del juicio presenta interesantes semejanzas con la revisión de la vida que se da en la experiencia de casi muerte. En último término, todo el juicio se desarrolla en nuestra propia mente. Nosotros somos el juez y el acusado.

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En el bardo del devenir, a medida que se aproxima el momento del renacimiento, se anhela cada vez más el soporte de un cuerpo material y se busca uno disponible en el cual renacer.

 

 

CAPÍTULO 19

Ayudar después de la muerte.

1

En el mundo moderno, una de las más profundas fuentes de angustia para quienes lloran la muerte de un ser querido suele ser, con gran frecuencia, la convicción de que ya no pueden hacer nada para ayudarlo, convicción que sólo agrava y oscurece la soledad de su aflicción. Pero eso no es cierto. Hay muchas, muchísimas maneras en que podemos ayudar a los muertos, y al mismo tiempo ayudarnos a nosotros mismos a sobrevivir a su ausencia.

2

El periodo más poderoso para hacer prácticas espirituales para alguien que acaba de morir es durante los cuarenta y nueve días del bardo del devenir, y sobre todo en los veintiún primeros días.

3

Nunca es demasiado tarde para ayudar a alguien que ha muerto, por mucho tiempo que haya pasado desde entonces.

4

En el bardo del devenir, como ya he dicho, la conciencia del difunto vuelve a pasar por la experiencia de la muerte cada semana, exactamente el mismo día.

5

Entre los tibetanos, lo normal cuando muere alguien es que sus parientes y amigos se reúnan, y todo el mundo encuentra siempre una manera u otra de ayudar. Toda la comunidad presta un importante apoyo espiritual, emocional y práctico, y la familia del difunto nunca queda desatendida ni sin saber qué hacer. En la sociedad tibetana, todos saben que se está haciendo todo lo posible por el muerto, y ese conocimiento permite a los parientes afligidos soportar, aceptar y sobrevivir a la muerte de sus seres queridos.

6

Ocurre con frecuencia que, tras la muerte de un ser querido, la persona queda con una intensa sensación de culpa y repasa obsesivamente los errores cometidos en su relación, o se tortura con pensamientos sobre lo que hubieran podido hacer para evitar la muerte. Ayúdele a hablar de estos sentimientos de culpa, por irracionales y absurdos que parezcan. Poco a poco la culpa irá disminuyendo y el sobreviviente llegará a perdonarse y reanudará su vida.

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Si nos lo permitimos, podemos aprender mucho del dolor y la aflicción por la pérdida. El dolor por la pérdida de un ser querido puede obligarnos a contemplar directamente nuestra vida y forzarnos a encontrar en ella un sentido del que tal vez antes carecía. Cuando se halla uno solo después de la muerte de una persona a la que amaba, puede surgir la sensación de que se le ofrece una nueva vida y se le pregunta: «¿Qué vas a hacer con esta vida? ¿Por qué deseas seguir viviendo?»

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Así pues, mi consejo de corazón para quienes se hallan en las profundidades del dolor y la desesperación tras haber perdido a una persona muy querida es que recen pidiendo ayuda, fortaleza y gracia. Rece por que pueda sobrevivir y descubrirle el sentido más pleno posible a la nueva vida en que ahora se encuentra. Sea vulnerable y receptivo, sea valeroso, sea paciente. Por encima de todo, examine su vida en busca de maneras de compartir más profundamente su amor con los demás desde ahora mismo.

 

 

CAPÍTULO 20

La experiencia de casi muerte.

1

La experiencia de casi muerte ha sido descrita a lo largo de toda la historia, en todas las tradiciones místicas y chamánicas, y por escritores y filósofos tan diversos como Platón, el papa Gregorio Magno, algunos de los grandes maestros sufíes, Tolstoi o Jung.

2

Algunos escritores occidentales que han leído el Libro tibetano de los muertos equiparan estas experiencias cercanas a la muerte con las experiencias de los bardos según se enseñan en la tradición tibetana.

3

Un fenómeno curioso, poco conocido en Occidente, pero familiar para los tibetanos, es el de los déloks. En tibetano. dé lok significa «retornado de la muerte», y tradicionalmente los déloks son personas que en apariencia «mueren» a causa de una enfermedad y se encuentran viajando por el bardo. Visitan los reinos infernales, donde pueden presenciar el juicio de los muertos y los sufrimientos del infierno, y a veces van a paraísos y reinos de buda. A algunos los acompaña una deidad que los protege y les explica lo que sucede. Al cabo de una semana, el délok es enviado de vuelta al cuerpo con un mensaje del Señor de la Muerte para los vivos, exhortándolos a la práctica espiritual y a vivir de una manera más benéfica. Con frecuencia a los déloks les resulta difícil que les crean, y se pasan el resto de la vida explicando sus experiencias a los demás a fin de encaminarlos hacia la senda de la sabiduría. Se escribieron biografías de algunos de los más famosos déloks, y los trovadores ambulantes las cantan por todo Tíbet.

 

CAPÍTULO 21

 

1

 

 «El resplandor inmaculado», testamento final de Longchenpa, el maestro Dzogchen del

siglo XIV:

En un cielo nocturno sin nubes, la luna llena,

«el Señor de las Estrellas», está a punto de salir. [...]

El rostro de mi compasivo señor, Padmasambhava,

me atrae hacia delante, irradiando su tierna bienvenida.

Mi gozo en la muerte es muchísimo mayor que

el gozo de los mercaderes al ganar vastas fortunas en el mar,

o los señores de los dioses que se jactan de su victoria en la

batalla;

o el de aquellos sabios que han entrado en el trance de la

perfecta absorción.

Así, tal un viajero que se echa al camino cuando llega el

momento de partir,

no permaneceré más en este mundo,

sino que iré a morar en la fortaleza de la gran dicha de la

ausencia de muerte.

Esta vida mía está acabada, mi karma se ha agotado, el

beneficio que podían hacer las oraciones se ha gastado,

todas las cosas mundanas han llegado a su fin, el

espectáculo de esta vida ha terminado.

 

En un instante reconoceré la misma esencia de la manifestación de mi ser

en los puros y vastos reinos de los estados del bardo;

estoy próximo a ocupar mi asiento en el terreno de la

perfección primordial.

Las riquezas que se encontraban en mí han hecho felices las

mentes de otros,

he utilizado la bendición de esta vida para realizar todos

los beneficios de la isla de la liberación;

habiendo estado con vosotros, mis nobles discípulos, durante

todo este tiempo,

la alegría de compartir la verdad me ha llenado y satisfecho.

Ahora van a terminar todas las conexiones entre nosotros en

esta vida,

soy un mendigo errante que va a morir como le plazca,

no os entristezcáis por mí, pero seguid rezando siempre.

Estas palabras las dice mi corazón, las dice para

ayudaros;

pensad que son una nube de flores de loto, y vosotros, en

vuestra devoción,

abejas que se zambullen en ellas para libar su alegría

trascendente.

Por la gran bondad de estas palabras

que los seres de todos los reinos del samsara,

en el terreno de la perfección primordial, alcancen el

Nirvana.

2

Contemplemos de nuevo lo que le ocurre a una persona cuando muere, en cada una de las tres etapas cruciales de la muerte:

1. En la culminación del proceso de morir, tras la disolución de los elementos, sentidos y estados de pensamiento, la naturaleza última de la mente, la Luminosidad Base, queda momentáneamente al desnudo.

2. Luego, se manifiesta y brilla fugazmente el resplandor de esa naturaleza de la mente en apariciones de sonido, colores y luz.

 3. A continuación, la conciencia del difunto despierta y entra en el bardo del devenir; regresa su mente ordinaria y asume una manifestación, la forma del cuerpo mental, sujeta a los dictados del karma y los hábitos pasados, que impulsan a la mente ordinaria a aferrarse a las experiencias ilusorias del bardo como si fueran reales y sólidas.

3

EL PROCESO DURANTE EL SUEÑO Las tres fases del proceso que vemos desplegarse en los estados del bardo durante la muerte también pueden percibirse en otros planos de conciencia durante la vida. Considerémoslas a la luz de lo que ocurre cuando dormimos y soñamos. 1. Al dormirnos, los sentidos y las capas más bastas de la conciencia se disuelven, y de un modo gradual la naturaleza absoluta de la mente, podríamos decir la Luminosidad Base, queda brevemente al desnudo. 2. Luego hay una dimensión de conciencia comparable al bardo de dharmata, tan sutil que normalmente ni siquiera nos damos cuenta de que existe. Después de todo, ¿cuántos de nosotros somos conscientes de estar dormidos antes de que empiecen los sueños? 3. La mayoría de nosotros sólo es consciente de la siguiente fase, cuando la mente vuelve a activarse y nos encontramos en un mundo de sueños semejante al bardo del devenir. Aquí tomamos un cuerpo de sueño y pasamos por diversas experiencias oníricas que vienen en gran medida configuradas e influidas por los hábitos y actividades de nuestro estado de vigilia, y creemos que todo ello es sólido y real, sin llegar a darnos cuenta de que estamos soñando.

4

¿De dónde venían los versos de Blake?

 

Ver el Mundo en un Grano de Arena

Y un Paraíso en una Flor Silvestre

Tener el Infinito en la palma de la mano

Y la Eternidad en una hora.

 

5

Dijo Buda: «Os he mostrado el camino a la liberación, ahora os toca a vosotros recorrerlo».

 

CAPÍTULO 22

¿Cómo se puede ser un médico verdaderamente eficaz si no se tiene al menos cierta comprensión de la verdad de la muerte, ni de cómo atender espiritualmente a un paciente moribundo? ¿Cómo puede ser una enfermera verdaderamente eficaz si aún no ha empezado a afrontar su propio miedo a morir y no tiene nada que decirles a los que están muriendo cuando le piden orientación y sabiduría? Conozco a muchos médicos y enfermeras bienintencionados, personas sinceramente abiertas a las ideas nuevas y a los puntos de vista nuevos.

 

1

«Quiero que ningún ser humano tenga miedo a la muerte ni a la vida; quiero que todo ser humano muera en paz, y recibiendo la atención más sabia, clara y tierna, y que encuentre la felicidad definitiva que sólo puede alcanzarse con la comprensión de la naturaleza de la mente y de la realidad».

2

En estos momentos es esencial que se introduzca en todo el mundo, en todos los niveles de la educación, una visión iluminada de la muerte y el morir. No hay que «proteger» a los niños de la muerte, sino introducirlos cuando aún son pequeños en la verdadera naturaleza de la muerte y en la lo que pueden aprender de ella.