EL LIBRO TIBETANO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE. RESUMEN.
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
CAPÍTULO 8
1
El
bardo natural de esta vida abarca toda la duración de nuestra vida entre el
nacimiento y la muerte. Sus enseñanzas nos hacen ver claramente por qué este
bardo es una preciosa oportunidad, qué significa realmente ser un ser humano y
qué es lo más importante, lo único verdaderamente esencial que hemos de hacer
con el don de esta vida humana.
2
Nunca
olvidaré la ocasión en que Dudjom Rimpoché, en un momento de intimidad, se
inclinó hacia mí y comentó con su voz ronca y suave, ligeramente aguda: «Ya
sabes, ¿verdad?, que en realidad todas estas cosas que nos rodean se van,
sencillamente se van...»
3
Dice
Padmasambhava: Ahora, cuando el bardo de esta vida amanece sobre mí, abandonaré
la pereza, para la cual no hay tiempo en la vida, entraré sin distracción en el
camino del escuchar y el oír, la reflexión y la contemplación, y la meditación,
convirtiendo las percepciones y la mente en el camino, y realizaré las «tres
kayas»: la mente iluminada;* ahora que he alcanzado una vez un cuerpo humano, no
hay tiempo en el camino para que la mente vague.
4
LAS
TRES HERRAMIENTAS DE SABIDURÍA
La
manera de descubrir la libertad inherente a la sabiduría de la ausencia de ego,
nos dicen los maestros, es mediante el proceso de escucha y audición,
contemplación y reflexión, y meditación.
5
El
viaje espiritual supone un aprendizaje y una purificación constantes. Cuando se
sabe esto, se vuelve uno más humilde. En este sentido, hay un conocido
proverbio tibetano: «No confundas la comprensión con el conocimiento profundo,
ni confundas el conocimiento profundo con la liberación».
6
Y
Milarepa dijo: «No abrigues esperanzas de conocimiento total, pero practica
toda tu vida».
Uno
de los aspectos de mi tradición que he llegado a apreciar más es su carácter
práctico y hasta prosaico, y su intensa convicción de que los mayores logros
exigen la más profunda paciencia y el más largo tiempo.
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